Es duro vivir a orillas de la autopista del dinero, sabiendo que ese descomunal cauce de capital, lejos de facilitar tu existencia, pone en riesgo tu propia supervivencia. Así se sienten los humildes pescadores y campesinos que viven junto a la hidrovía Paraná-Paraguay, una de las más importantes arterias fluviales para el comercio internacional. ¿Cómo puede ayudar este gran proyecto a mantener a flote la economía de varios países y, a su vez, ahogar a quienes viven de lo que el río les da?